sábado, marzo 08, 2014

El elegido de Dios
Lo que pasa en América latina y en otras partes del mundo, hace necesario responder algunas preguntas, ¿quién le dio derecho a una nación para intervenir en otro país? Por ejemplo Ucrania un país al otro lado del mundo o Venezuela cercano a nosotros en nuestra América, tienen problemas, la gente ha salido a las calles, a las plazas a protestar. En Venezuela se ha creado el desabastecimiento y las protestas aparecen como justas en contra de gobiernos ineficaces que reprimen a los pueblos. Pero hay que estudiar las cosas y ver qué intereses están en juego. En Ucrania uno de los jefes de las protestas, ha declarado públicamente que combatirá y asesinara a rusos y judíos hasta el final. Aquí tenemos una declaración racista y digámoslo claramente fascista. Se trata de lucha racial. En Ucrania hay varias etnias, entre ellos ucranianos, rusos, húngaros, judíos, tártaros y otras etnias menores. Se desea transformar Ucrania en una nueva Yugoslavia, donde pueblos hermanos se masacraron, cometieron barbaridades increíbles y destruyeron el pasado que le permitió progresar. Hoy día son pequeñas repúblicas, que no tienen peso alguno en las relaciones internacionales y que son explotadas por los consorcios internacionales. Se destruyo toda la industria creada por los trabajadores de la antigua Yugoslavia. ¿Quién financia a estos grupos, organizados paramilitarmente, que poseen armas y que son capaces de entorpecer la marcha del país? ¿son sólo grupos nacionales que protestan contra un mal gobierno? Necesitamos saber que intereses representa en esto la Unión Europea y EE.UU. ¿porque se quiere obligar a Ucrania a firmar un tratado de libre comercio con ella? Debemos decir que Ucrania posee una importante producción de granos y además por su territorio pasan los gaseoductos que llevan gas desde Rusia a Europa. Debemos saber que papel juega Estados Unidos. ¿Quién lo nombro vocero de los que protestan en la calle? ¿Quién determino que intervenga en los asuntos internos de un país? Veamos el caso de Venezuela, encontramos gobiernos interesados en desestabilizar al gobierno legítimamente elegido, que tiene un proyecto diferente al neoliberalismo. Existe una campaña internacional de desprestigio, primero contra Hugo Chávez y ahora contra Nicolás Maduro. Se lo presenta como dictador que reprime a la población, con un control absoluto de los medios de comunicación. Pero no dicen que las principales emisoras y diarios de Venezuela pertenecen a la oposición, y que parte de los empresarios acaparan, especulan con los alimentos perjudicando a la población. Esto sucedió en Chile durante los años 72 y 73 cuando se preparaba el golpe militar en contra de Allende y de la Unidad Popular. El gobierno de EE.UU. al igual que lo hizo en Chile interviene otorgando millones de dólares a la oposición golpista que llama a derribar al gobierno de Nicolás Maduro. Si lograran derrotar al gobierno legalmente elegido en Venezuela, sería terrible no sólo para el pueblo venezolano, sino para todos los pueblos de América, pues significaría que los países no pueden buscar sus propios caminos. No podemos olvidar que hoy en Chile asumirá un nuevo gobierno que plantea buscar una nueva forma de gobernar y donde herirá intereses de clases privilegiadas para llevar adelante su programa. Algo parecido podría suceder en nuestro país. La unidad de las fuerzas democráticas, de los trabajadores es la única manera de derrotar a los enemigos de los pueblos. O”higgins dijo “O vivir con honor o morir con gloria”, es la incitación que desde el pasado nos llama a cumplir nuestro padre de la patria. La solidaridad con Venezuela es urgente y necesaria.

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