martes, julio 16, 2013

Henrique Capriles
Finalizadas las primarias se activan los mecanismos de campañas. La derecha que no desea perder el gobierno pone en la mesa cualquier carta que le sirva. Y no ha encontrado nada mejor, que “traer” a Henrique Capriles Radonski derrotado candidato presidencial en Venezuela. Quien desconoce hasta hoy la victoria de Nicolás Maduro y del pueblo bolivariano que fue limpia y ejemplar, reconocida por la mayoría de los Estados, menos naturalmente de parte de los EE.UU. Capriles quien es gobernador del estado de Miranda, ha realizado numerosas giras internacionales tratando de desprestigiar al gobierno de Maduro, dejando de atender sus tareas como gobernador. Ahora anuncia viaje a nuestro país, ¿a que viene, invitado por quién? Sólo el diablo lo sabe. Veamos quien es Capriles. Apoyó activamente el golpe contra Chávez y asaltó la embajada de Cuba en Caracas, existen fotos que lo muestran encaramado en las murallas de la embajada. Cuando el presidente Nicolás Maduro ofreció asilo al agente Snowden de la CIA. Capriles se preguntó asustado ¿Y que va decir el gobierno de EE.UU.? La soberanía de su propio pueblo no le interesa para nada, cada vez que hay tomar una decisión, primero toma el parecer a la embajada yanqui. Este señor no se da cuenta que los tiempos cambiaron y que ahora hay repúblicas soberanas en el continente. Ahora en Chile las fuerzas democráticas y progresistas luchan por recuperar la democracia y ampliarla, terminando con los enclaves dejados por la constitución del 80. Hay una mayoría que quiere cambiarla por una que sea representativa de todos los sectores del país. El sistema binominal, que ahora todo el mundo quiere cambiar, tratando de impedir que el pueblo exiga llegar a una nueva Constitución por medio de una Asamblea Constituyente. Ese es el temor de gran parte del actual Parlamento, que temen perder parte del poder que hoy tienen. Parte de la DC y RN presentaron un proyecto, ante esto el gobierno se asusta y presenta otro proyecto claro que a la vieja usanza. Acuerdos entre unos pocos, la antigua forma de hacer política.

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La derecha y sus cuentos