lunes, febrero 11, 2013

El caso Berkhof
El caso Berkhof es por decir lo menos, un nuevo caso emblemático del gobierno. Fue catalogado por el gobierno como el más peligroso activista de la Araucanía. Detenido, acusado de portar un arma no inscrita y formalizado pero quedo en libertad. Entonces se le acusa de agresión a carabineros. Los jueces determinaron dos meses para realizar la investigación, mientras tanto deberá estar con arraigo nacional y detención domiciliara. ¿Cuales eran las pruebas que lo vinculan con los terroristas? Si existieran pruebas el juicio sería acusarlo directamente de ser autor intelectual o participación en hechos terroristas. Si tuvieran pruebas suficientes, éstas debieran presentarse ante la justicia competente y se habría decretado su detención inmediata. Nada de esto ha ocurrido, todo indica que lo indicado por el ministro del interior, con gran bombo es otro show ideado por el gobierno para presentarse ante los empresarios y la empresas forestales, como un gobierno que esta preocupado por la tranquilidad de l región y pondrá a todos los subversivos bajo arresto. Hay otra cuestión de trasfondo en todo esto. La simpatía que va adquiriendo la causa de la nación mapuche en el pueblo chileno. Se esta adquiriendo conciencia que los mapuches deben ser reconocidos como tales e incorporados a la constitución, restituyéndoles los derechos conculcados por el Estado chileno. Por esta razón el gobierno de los empresarios a puesto el caso Berkoff en primer plano. Se trata de una persona que no mapuche, que conoció en la U Católica a el líder mapuche LLaitul, lo visitó en la cárcel y participó en marchas solidarizando con mapuches. Miles de chilenos consciente de los derechos de la nación mapuche, podrían ser llevados a la justicia, si prima este criterio. De esta forma no habrá solución al problema que tiene el Estado con el pueblo mapuche, sino que lo alargará en el tiempo, con graves consecuencias. Sin embargo los trabajadores, los movimientos sociales cada día ven con más claridad la necesidad de que los pueblos originarios sean reconocidos constitucionalmente. No somos una nación, en verdad somos un país, un territorio, donde viven varias etnias, Aymaras, Atacameños, Kollas, Rapanui, Mapuche, Kawéskar y Yámana. Somos un país plurinacional y esto es lo que la derecha jamás a querido reconocer y ha mantenido oculto, pero la vida es la vida y fluye. Aparece por donde menos se piensa y hoy día es una cuestión que tiene que resolverse, teniendo en cuenta esta realidad. Se debe pensar, ahora que de nuevo estamos en elecciones, aquellos que postulan a un cargo de representación popular, tengan en su programa el reconocimiento constitucional de los pueblos originarios, único camino que permitirá devolver a los pueblos sus derechos conculcados. Las palabras dichas hasta ahora no sirven, hay que reconocer lo que existe

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La derecha y sus cuentos