martes, marzo 25, 2008

Represión

Se ha vuelto al estado policial de los tiempos de la dictadura. Por la presión ciudadana se logró la eliminación de la detención por sospecha, ya que constituía una aberración, por ser un asunto subjetivo, determinar que persona es delincuente. Así, en las poblaciones se detenía a cualquiera, según la vestimenta que usara, tuviera que ver o no con actos delictuales. En las poblaciones todos eran sospechosos y esa forma de pensar aún se mantiene vigente.
Ahora la ley 20253 publicada el 14 de Marzo, de nuevo devuelve estas atribuciones a la policía. Se terminó el rubor que alguna vez tuvo la concertación y como en todas las cosas ha ido cediendo terreno bajo la presión de la derecha, de la UDI principalmente. En la nueva ley de educación, el lucro como factor esencial, se mantuvo, así en otras iniciativas. Poco se hace a favor de los trabajadores.
En el seminario “Los limites de la mano dura” que se realizó en Rancagua se dijo, entre otras cosas.
Alvaro Castro de la Universidad Diego Portales, “reseñó el informe sobre la deplorable situación de las cárceles en Chile: hacinamiento, prácticas de castigos brutales, poca formación de Gendarmes, débil transparencia en la Institución, control de la misma por los "oficiales" en desmedro de profesionales civiles como ocurre en países avanzados, pocos talleres de reinserción, mínimo presupuesto para ayudar a su vida post carcelaria con opciones laborales (el uno por ciento).”
“Es parte de lo que no queremos escuchar sobre nuestros problemas de seguridad ciudadana: se ha apostado al pánico, a aumentar penas y multiplicar los fiscales, y los indicadores no mejoran. Fue el énfasis de los otros panelistas. El Padre Luís Escobar, Capellán de la Cárcel, enfatizó el contexto de exclusión social y la desigualdad social (desde la cárcel social que implica vivir en villas de departamentos mínimos, sitiados por la pasta basa y la baja intervención social positiva).”
Mauricio Salinas de la Corporación Justicia y Democracia, fue más allá: las cárceles están repletas (de 25 mil a 42 mil reos en quince años) por delitos que en los países desarrollados se pagan con penas alternativas, con educación, con fuerte intervención social. Un pobre que roba unas sábanas puede pasar cinco años en la cárcel, mientras un rico hace estafa millonaria, no pasan un año en "cana"
Se aumenta desmesuradamente la acción policial en contra de los pobres, más carabineros, más detenciones, más represión. A pesar de todas estas medidas el problema persiste y aumenta. Los éxitos en contra de la delincuencia son efímeros.
¿Es entonces correcta esta forma de enfrentar este problema?
Transformarnos en un estado policial, no es la solución. Hay que preguntarse ¿Dónde están la causas? Nadie dice, que tomando las medidas adecuadas es posible desminuirla, siempre y cuando la sociedad termine con la tremenda brecha entre los ricos y los pobres

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