viernes, septiembre 14, 2007

Viaje al norte

En un viaje que hicimos al norte del país, con mi compañera, a la ciudad de Arica, visitamos la nueva región de Paranicota, a 2 742 Km. de Temuco Uno queda sorprendido de la distancia. Es un largo recorrido, primero en bus a Santiago, luego en avión a Arica. La mayoría de los chilenos no pueden conocer su país. Muchos han viajado a Argentina: Mendoza, Cipolleti, Zapala, San Carlos. Nosotros viajamos en un programa especial, para la tercera edad, de Sernatur, que se supone es para gente de pocos recursos, pero entre los viajantes iba la madre de un senador de la República, curioso por decir lo menos Al parecer es para la tercera edad que tiene medios suficientes para hacerlo.

Cambiar el paisaje verde a que uno esta acostumbrado, a otro seco, mineral, de diferentes colores, rocas, piedras, sales, kilómetros de kilómetros sin un pueblo, sin un árbol, puro desierto, es de alguna forma inquietante. Lo sorprendente es que en los valles que en general son más largos que anchos, se encuentra campos de frutas, hortalizas y ganadería, todas de una excelente calidad, hay mangos, guayabas, papayas, maracuya, es encontrarse con un vergel. Las manchas de verdes en medio de tonos grises y opacos, alegró mi corazón sureño.

Arica es una ciudad comercial, portuaria y agrícola. El valle de Lluta y de Azapa producen hortalizas y frutas, que abastecen a los ariqueños.

Desde Arica se realizan paseos a diferentes lugares de la región y a la ciudad de Tacna en el Perú. Fuimos al lago Chungará a 4 600mts de altura, con mucha aprensión por parte de mi compañera, por el asunto de la puna y que mi corazón no esta en las mejores condiciones. Pero pasé la prueba sin problemas, compré hojas de coca y las usé a la costumbre de las aymaras. Algunos de mis acompañantes se apunaron, dolor de cabeza, mareos, no es nada fácil de sobrellevar.

El lugar es impresionante, un lago de aguas azules a esa altura, al fondo el volcán Parinacota y grandes cerros. Es un marco que lo hace sentir pequeño a uno ante esta inmensidad. Vimos huemules, vicuñas y viscachas que viven libres, ya que este lugar es un parque nacional.

Fuimos a Tacna, que debe quedar a una hora de Arica, es una ciudad en medio del desierto, tiene edificios muy hermosos, como la antigua catedral y es muy parecida a Arica, también esta llena de ferias, vive del comercio que efectúan con Chile. La mayoría de los chilenos van a comprar allá los productos que son más baratos, tejidos, cueros, zapatos.

Encontré en una feria de libros algunos que buscaba, de Cesar Vallejo y del Amauta José Carlos Mariátegui. Realmente baratos, siete soles, de muy buena calidad. En nuestro país los libros son caros y se les aplica el IVA.

Conversando con peruanos, ellos me hicieron ver, que una guerra sería lo más perjudicial y no comulgan con los que desea llevar adelante un conflicto. Los ariqueños tampoco desean una guerra. Lógicamente son gente del pueblo y no los representantes del Estado. Recordé a propósito del nuevo plano marítimo editado por el Perú, la poco feliz intervención de un diputado presidente de la comisión de relaciones exteriores de la cámara, que pedía la intervención de la armada para defender la soberanía chilena.

Sería bueno que todos estos patrioteros se dieran una vuelta por Arica y Tacna y comprendan que los pueblos quieren vivir en paz y que a pesar de las dificultades que representa vivir en los extremos de ambos países y en el desierto, llevan adelante un intercambio fructífero. La solución esta en la integración, en saber como utilizar los recursos naturales y humanos en beneficio de los pueblos limítrofes.

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