martes, septiembre 11, 2007

11 de septiembre

Una nueva conmemoración del 11 de septiembre de 1973 se cumple hoy. Día que marca con sangre y fuego la historia del país. Pinochet y los EE.UU. dieron ese día el golpe militar que terminó con todas las conquistas del pueblo chileno, entre otras la nacionalización del cobre, la democracia, los derechos humanos, la vida independiente y soberana, la construcción de una sociedad más justa, más equitativa, el derecho al medio litro de leche para todos los niños chilenos.
Todo este proceso naturalmente con los defectos propios de un nuevo camino donde dirigentes y personas comunes pusieron todo su empeño por sacar adelante un gobierno que representaba sus sueños fue barrido por los golpistas. Miles fueron asesinados, torturados, exiliados.
Las cosas van cambiando y hoy día los trabajadores empiezan a tener un rol importante. Miles de trabajadores en todo el país se movilizaron de diferentes formas, paros, marchas, asambleas el día 29 de agosto.
Ante este avance, el gobierno Concertacionista, ha puesto en marcha un sistema para impedir que los trabajadores organicen marchas y protesten. Impide que los trabajadores marchen por la Alameda, y otras calles del centro de la ciudad.
Dicen que cada vez que hay marchas, hay desordenes y se atenta en contra la propiedad pública y privada. No hay que ser muy avispado, la provocación siempre proviene de grupos interesados. Se infiltra a grupos, que son utilizados para justificar la acción de la fuerza pública.
¿Qué van ha decir en el exterior? Las protestas nos desprestigian. Un país donde impera el caos, aleja los inversionistas extranjeros. De tal forma que lo mejor es cortar por lo sano, prohibir que los trabajadores marchen por las calles de las ciudades del país.
Tampoco los gobernantes se preguntan el porque algunos protestan en forma violenta. Lógicamente para ellos todo esta bien, no existe la desigualdad, así que los que actúan en forma violenta son inadaptados, resentidos, drogadictos, delincuentes. No alcanzan a ver que los jóvenes no tienen posibilidades de integrarse y son discriminados.
Necesitamos una democracia participativa y para ello debemos organizarnos y exigirla. En este 11 soplan nuevos vientos, que aventarán a todos aquellos que tratan de impedir que el pueblo se organice y se levante, conquistaremos las grandes alamedas, no cabe duda.

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