jueves, septiembre 27, 2007

Las Fiestas Patrias

Las Fiestas Patrias se celebran en grande. Con comidas, bailes, juegos populares, desfiles, discursos, todo en colores, que hacen olvidar la rutina diaria y la pobreza.

Como siempre hay gente que se preocupa de los demás. Nos dan recomendaciones con la carne, empanadas, con el vino o chicha. Nos dicen cuantas calorías tiene cada alimento. Ya que si no tenemos cuidado podemos subir por lo menos cinco kilos de peso. Así lo que es una fiesta, se transforma rápidamente en inquietud, en desazón y la duda se impone. Me comeré un anticucho o dos, o mejor no como ¿Qué hacer Dios mío?

Son esas preocupaciones mediáticas, una golondrina de verano, por que el resto del año, vamos con la comida chatarra, papas fritas, hamburguesas, pizzas, bebidas químicas, con exceso de azucares, preservantes, saborizantes y otros compuestos.

El control sobre la elaboración de alimentos y bebidas es prácticamente nulo y no se realiza por varias razones. Una de ellas, es que los empresarios dan trabajo, según dicen las autoridades y otra, es que son muy pocos los funcionarios que fiscalizan y que además dependen de los dirigentes políticos.

La mala alimentación, es causada a su vez, por que hoy día se trabaja más de 8 horas diarias y el tiempo es limitado. Una mujer que trabaja, al llegar al hogar, no puede estar un par de horas en la cocina, por lo tanto la comida rápida es la solución.

Gracias al sistema, todos vivimos apurados, todas las cosas son urgentes, los minutos son oro, todo cuenta. Trabajamos no para vivir, sino que para el sistema, que como el Dios cronos nos consume nuestras horas. Hay que apurarse señores que el mundo se va ha acabar, es el lema.

Los empresarios de éxito nos dicen: yo me levanto temprano, trabajo hasta tarde. La mayoría hace lo mismo, se levanta al alba y llega de anochecida al hogar, con la salvedad que apenas gana para mal vivir.

Así que comer bien es un gran mito.

Para una buena comida, se necesita tiempo, hay que saber elegir los ingredientes, tener tranquilidad, y saborearla con la familia.

Con unos amigos preparamos el cancato, pescado asado a las brazas. Esto requiere, primero conseguir una cancatera, que es una parrilla doble, unidas por unas bisagras, lo que permite abrirla. El pescado se limpia, se parte como para filete, una parte se coloca en la parrilla, luego se le pone tocino ahumado o longaniza, cebolla, ajo, morron, cortado pluma, unos cortes de queso, se agrega sal y condimentos a gusto. Se cubre esto, con la otra parte del pescado, con cuidado, se cierra la cancatera y ya esta lista para ponerla al fogón, que debe ser con carbón bien prendido, un cuarto de hora por un lado, otro cuarto de hora por el otro lado y listo para degustarlo. Los que acompañan deben tener listas las ensaladas, las papas cocidas, sopaipillas y el buen vino blanco.

Esto es una fiesta, es una forma de vivir. Lamentablemente hoy se da pocas veces.

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