En Irak, donde la sangre corre por las calles, en varias ocasiones se han detenido a personal de las tropas de ocupación, vistiendo a la usanza del país ¿En que andaban? Volando con explosivos una mezquita shiita o sunita, atacando a sectores kurdos, provocando para que los irakies luchen en una guerra civil, en una guerra fraticida, que permita que los ocupantes se queden en el país. Esto que parece una idea descabellada, es en verdad hoy por hoy una realidad.
Se ha creado las condiciones comunicacionales, para que la invasión por controlar el petróleo, aparezca como una guerra contra el terrorismo, una guerra entre civilizaciones, entre el occidente civilizado y el oriente bárbaro. Entre la democracia y la dictadura. Por esta razón lo expresado por el Papa, no hace otra cosa que echarle leña al fuego, contribuye objetivamente a las posiciones de Bush, le da la razón a su desvarío.
Como un hombre como el Papa, puede caer tan bajo, ¿Qué lo impulsa?
Hoy es más necesario que nunca estar por la Paz, repudiar la invasión, exigir el retiro de las tropas de ocupación. Allí están muriendo, diariamente niños, ancianos, mujeres, que aunque no sean católicos, son seres humanos, que como todos los seres humanos merecen vivir en paz, orar, comer, jugar, amar.
Es evidente que se olvido de un mandamiento, amaos los unos a los otros.
Así no se terminará esta guerra y sus palabras ya han traído consecuencia para los propios fieles cristianos. Bombas en sus iglesias y parroquias y como todo el mundo sabe, una acción traerá inevitablemente una reacción, que se puede transformar en un alud imposible de detener.
Es aún la hora, de poder parar esta escalada, el Papa tiene la palabra.
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