La oposición a las reformas

A la derecha y al señor Peña echan de menos la famosa política de los consensos, aquella que permite discutir entre cuatro paredes los destinos del país y cuya discusión algunas veces demoraba años, allí en profundas gavetas dormían los proyectos el sueño de los justos, se aprobaban siempre que no afectara a los grandes empresarios. Es muy posible que en los gobiernos anteriores la discusión de proyectos estuviera primero, contar con la aprobación de los partidos que en general forman parte del sistema. Así que hoy día cuando lo que se prometió en la campaña, se llevan a la práctica y se envíen proyectos que debieran ser discutidos rápidamente en las cámaras de representantes. Eso requiere algún esfuerzo que muchos de los que están en el parlamento no están acostumbrado ha hacer o no quieren hacer. No hay tal frenesí, sin embargo lo que hay una oposición cerrada que no quiere ningún cambio, que las cosas sean como son, eternamente a favor de los empresarios. No quieren dialogo, desean torpedear cualquier iniciativa de gobierno. Sobre los famosos técnicos, durante todos estos años han remado hacia los empresarios, si se quiere subir el salario mínimo, inmediatamente estos declaran, si se sube un punto más de lo posible, habrá inflación, así en todas las materias. También existen aquellos que desde la “izquierda” quieren el todo a nada y que no apoyan las reformas por no ser absolutamente revolucionaria. La mayoría voto por los cambios y no por las vacilaciones, ni por la tozuda oposición de la derecha. Esto de cumplir con un programa es una cosa nueva en el país.