martes, febrero 21, 2012

Todos somos iguales


Los economistas dicen que en nuestro país que hay una profundización de la desigualdad social. Durante estos últimos años, la concentración de las riquezas es cada vez mayor. Cerca de 4000 familias, entre ellas los Luksic, Angelini, Matte, Piñera son los dueños de Chile y esto se expresa de varias formas.
El caso de Chicureo, donde algunos condominios tienen reglamentos verdaderamente discriminatorios contra de trabajadores, empleadas domesticas, jardineros, pintores, etc. Tratándolos de posibles “ladrones, confidentes, delincuentes. Es una muestra del desprecio de los poderosos contra la mayoría de los chilenos.
En Ñuñoa el Alcalde Sabat, trato a los estudiantes que realizaron tomas de sus colegios, como drogadictos, borrachos, ladrones y refiriéndose a las niñas las calificó de putas. Estas expresiones de la autoridad municipal demuestran como la derecha trata a jóvenes que no piensan como ellos.
En nuestra zona debido al incendio en las cercanías de Carahue, el ministro Hinzpeter, culpa a la CAM de el hecho e invoca la ley Antiterrorista, para los autores, aduciendo la muerte de los siete brigadista.
Esto ha servido para realizar una verdadera razia en contra del pueblo mapuche, persiguiendo según ellos a los posibles culpables. Realizando diariamente allanamientos a comunidades mapuches, como si fueran enemigos. En Metrenco, localidad cercana a Temuco, carabineros entraron a un predio de una comunidad mapuche, sin orden legal de allanamiento, agrediendo e insultando a dos mujeres mapuches, quienes se encontraban en su predio, esto sin tener en cuenta que una de ellas tenía en sus brazos a su hijo de alrededor de 2 años. Felizmente en el tribunal el Juez estimó que la detención era ilegal, liberándolas.
Estos son algunos de numerosos hechos que nos demuestran la necesidad de crear un amplio movimiento que saque a la derecha del gobierno, que necesitamos legisladores que representen a las mayorías, que los alcaldes trabajen en beneficio de los vecinos y que tenemos que exigir nuestro derecho a participar, que nuestras ideas se tomen en cuenta para construir un gobierno de nuevo tipo, que se termine con los consensos a espaldas del pueblo.

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La derecha y sus cuentos