
Quisiera comentar algo en relación a la visita que hizo a New York, nuestro ministro de Hacienda, seguramente para conocer las medidas que toma EEUU para enfrentar la recesión.
Allí se conoció la noticia que Wal Mart compraría D&S dueña de varios supermercados en Chile. El señor Velasco dijo, que esta es la confianza que tienen las grandes compañías en la economía chilena, a pesar de la crisis, a pesar de la recesión tienen interés en invertir. "Chile va a recibir una inversión extranjera directa de aproximadamente 8% del PIB en 2008. Son sólo cuatro o cinco países del mundo que están en esta situación", especificó el ministro.
Con optimismo, subrayó que “esto nos dice que el fenómeno de la inversión extranjera no comenzó ayer. Viene desde hace muchos años y se ha ido acrecentado”.
Además, se entrevista a un señor al parecer agente de Wall Street. Nos cuenta, que gracias a que Chile hizo bien la tarea, construyó una casa de material sólido, el lobo no la podrá botar. En cambio nuestros vecinos no lo hicieron bien, de tal manera que el lobo les derribará sus construcciones, refiriéndose al cuento del lobo feroz y los tres chanchitos. De tal forma que no tenemos de que preocuparnos, el lobo feroz (crisis) no derrumbará nuestra casa. ¿Será cierto?
Lo que no dice el señor Ministro, es que Wall Mart comprara algo que esta funcionando, con una cantidad de trabajadores, sin necesidad de grandes inversiones. Los trabajadores están en alerta pues saben que esta firma realiza actividades antisindicales, que no respeta las leyes de los países donde se instala.
Primero se repitió hasta el cansancio que nuestro país tenía un buen blindaje, que la crisis no nos afectaría. Sin embargo en varios rubros comenzaron los despidos de trabajadores y el gobierno formó una comisión para que el desempleo no afecte a la mayoría. Sin embargo no están los representantes de los trabajadores, que son los afectados.
¿Se volverá al Pem y al Poch, o alberges como en la crisis del año 1929? Una de las soluciones que proponen sectores de izquierda es que el dinero ahorrado por el país, depositado en el extranjero, se invierta en obras públicas, en construcción de empresas productivas, en hospitales, escuelas, caminos, puertos, en agricultura, en alimentos no transgénicos, en viviendas dignas. Esto permitiría desarrollar un país libre e independiente.
Claro que para ello se necesita un gobierno de otro tipo, un gobierno de los trabajadores, que su objetivo central sea el bienestar de la gente y no las ganancias de los monopolios.
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