viernes, noviembre 16, 2007

La gran violencia

La lucha contra la violencia es un tema obligado y tiene a acérrimos y irreductibles estrategas como el senador de RN Espina y otros más de la concertación. Todos contra la violencia. Pero han reducido la violencia a un par de factores, la delincuencia y el llamado terrorismo que emplean sectores mapuches.
Según ellos vivimos en un mundo totalmente inseguro, donde los delincuentes cada día actúan con gran impunidad. La política del gobierno es un gran fracaso en relación a impedir que siga proliferando y proponen las únicas medidas que ellos saben aplicar tan bien:
Más cárceles.
Más policías.
Más represión.
Atacan la delincuencia cuando esta va en contra de la propiedad privada, la ejercen la gente pobre del pueblo. A ellos hay que aplicarles las penas del infierno. No se habla para nada de la posible rehabilitación, eso sería gastar dinero en vano, según ellos.
De la otra delincuencia, que asola al país, pero que lógicamente es hecha por las autoridades o por los grandes empresarios nada dicen, es una violencia, no a la brutanteque, sino que por otros medios, veamos:
No pagar las cotizaciones de los trabajadores.
Pagar salarios miserables.
Despedir a los trabajadores sin pagarles sus derechos
Contratar consultoras con pagos millonarios
No cumplir con las mínimas normas para proteger el medio ambiente
Los sobresueldos
Ofrecer carreras universitarias, que después no tiene cabida en el mundo laboral.
Implementar el Transantiago que es una burla para la ciudadanía
La destrucción de los glaciales Toro 1 y 2 y Esmeralda en Vallenar
Los loteos brujos, amparados por las autoridades, destruyendo de esta forma las aspiraciones de muchos chilenos de tener su casa propia.
Burlarse de los pensionados, diciéndoles que la atención de salud es gratuita, cuando se les descuenta el 7% de su escuálida pensión.
Los allanamientos realizados por las fuerzas policiales a las poblaciones populares y a las comunidades mapuches.
Y nada se dice de las causas que permiten el aumento de la delincuencia, la cesantía, los bajos salarios, la falta de perspectivas para los jóvenes, el futuro incierto de los trabajadores. Un país donde la desigualdad es cada día más grande, la brecha entre pobre y ricos es cada vez más profunda.

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